viernes, 10 de febrero de 2017

Soca: continúa el viaje Málaga-Asia

Desde que Alejandro Salido y Rui Junior coincidieron en Asako se han mantenido coherentes y fieles a una idea de propuesta gastronómica: la fusión de cocina mediterránea y asiática, y más concretamente, japonesa. Málaga ha tenido mucha presencia de ese concepto en los últimos años: Asako, Tapadaki, Óleo, Misuto y, desde hace unos meses, Soca. En esta ocasión, se unen al proyecto Joanna Coghlan y Jesús Segovia, y el lugar escogido calle Carretería, aportando un innegable toque de calidad al resurgir de esta céntrica e histórica vía malagueña.

[Soca, en calle Carretería 54]
[Preparado para tanto unas tapas como para unas piezas de sushi]

El local es elegante, acogedor, de ambiente agradable. Una pequeña barra, cocina a la vista y mesas pequeñas donde compartir unas raciones. Abrimos boca --o como dicen ellos, "abrimos Soca"-- con una riquísima ensaladilla rusa.

[Ensaladilla rusa de Soca]

Nos dejamos aconsejar por algunos platos fuera de carta como las croquetas de gambas con mayonesa de rocoto, muy ricas las primeras y salsa suave aunque a nuestro pareces, escaso del picante que se espera del pimiento picante peruano.

[Croquetas de gambas con mayonesa de rocoto]

Además del nigiri de solomillo trufado --primo cercano del de Óleo: considerablemente más pequeño pero muy sabroso--, seguimos confiando en las recomendaciones de Joanna y probamos unas piezas de uramaki de crema de queso, setas y trufa. Si bien el sabor a trufa del solomillo era delicado, en el uramaki tenía más presencia y llegaba a camuflar a la crema de queso. 

[Uramaki de crema de queso, setas y trufa]

[Nigiri de solomillo trufado]

Con el siguiente bocado hicimos un viaje a China de ida y vuelta en un pan bao estilo serranito. El pan bao --o gua bao-- es un panecillo al vapor de origen taiwanés muy de moda en los últimos años en occidente en el que presentan su versión del serranito en la que los pimientos fritos aparecen en mayonesa, junto a la carne, el jamón serrano y el huevo frito de codorniz. 

[Pan bao al estilo serranito]

Rematamos con uno de los platos estrella de Soca que, todo sea dicho, ya nos entró por los ojos nada más echarle un primer vistazo a la carta: vieira plancha, setas, papada y crema de huevo frito trufada. Tal ver decir que nos decepcionó sea decir demasiado pero no llegó a satisfacer nuestras expectativas del todo. Es muy probable que estuvieramos ya saturados de trufa --¡tres platos casi seguidos con el mismo sabor dominante!-- y la potencia del hongo hacía que fuera imperceptible el sabor de la crema de huevo frito. 

[Vieira plancha, setas, papada y crema de huevo frito]

Carta de postres
Si bien la vieira plancha nos dejó un tanto fríos, los postres nos sorprendieron muy gratamente. Optamos por la ganache de chocolate, helado de mandarina y sopa fría de fruta de la pasión: texturas, contraste de temperaturas, sabores ácidos y amargos. Todo un acierto. Por cierto, la ejecución de la quenelle es absolutamente perfecta

[Ganache de chocolate, helado de mandarina
y sopa fría de fruta de la pasión]

El segundo postre también fue excelente: la tarta de queso estilo Soca, como escribió Enrique Bellver, está por encima de la media. Muy casera, muy sabrosa, sin ninguna tontería y con una suave crema de caramelo salado. Y, como complemento, otra perfecta quenelle de helado de frutos rojos.

[Tarta de queso estilo Soca]

Soca, indudablemente, ha llegado para quedarse. En un centro histórico súper poblado de todo tipo de locales gastronómicos --de todo tipo, de toda calaña--, Soca acabará por ser un must para malagueños y visitantes, en el que se irán reconociendo tanto los sabores locales como la personal cocina de Alejandro Salido.

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